Un importante estudio realizado en Estados Unidos por la Asociación de Alzheimer ha revelado una impresionante conclusión: un consumo prolongado de carnes rojas ultraprocesadas (tocino, salame, salchichas, mortadela) podría aumentar el riesgo de padecer demencia.
La investigación americana llegó a este resultado luego de seguir a más de 130.000 adultos en EE.UU. a lo largo de 43 años. Un seguimiento que terminó hallando que quienes consumían aproximadamente dos raciones de carne roja procesada a la semana tenían un 14% más probabilidades de desarrollar esta condición en relación a aquellas personas que solo consumían menos de 3 raciones al mes.
Sin embargo, el estudio destacó que el consumo de carne roja no procesada no demostró un aumento en el riesgo de padecer demencia. Aunque, de igual manera, trajo consigo una percepción de disminución cognitiva.
«La prevención de la enfermedad de Alzheimer y de todas las demás demencias es un objetivo principal, y la Asociación del Alzheimer ha promovido durante mucho tiempo una dieta más saludable, que incluya alimentos menos procesados, porque se han asociado con un menor riesgo de deterioro cognitivo«, señaló la Dra. Heather M. Snyder, vicepresidenta de Relaciones Médicas y Científicas de la Asociación del Alzheimer.
No es la única enfermedad que produciría
Acorde a la autora principal del estudio, Yuhan Li, el consumo continuo de carnes rojas procesadas no solo aumentaría el riesgo de padecer demencia. También, tiene un efecto nocivo sobre las posibilidades de desarrollar otras enfermedades cognitivas.
«Se ha demostrado también que la carne roja procesada aumenta el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y diabetes. Puede afectar al cerebro porque tiene altos niveles de sustancias nocivas como nitritos (conservantes) y sodio», afirmó.
Una de las razones principales detrás de estas conclusiones son el evidente hecho de que estos productos no están fabricados a partir de elementos comunes posibles de encontrar regularmente en una cocina casera.
Es por esto mismo que los expertos han recomendado seguir una dieta que reduzca el consumo de alimentos como este tipo de carnes y bebidas azucaradas. Reemplazándolos, en cambio, por comidas ricas en fibra y sin procesar. Algo ideal para beneficiar la salud cerebral al largo plazo.
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