Se acerca el fin de año y con ello un periodo donde incrementa el estrés, producto de la acumulación de actividades, exámenes o cierres de proyecto en el trabajo. En ese escenario, posiblemente muchas personas sentirán los signos de tensión y agobio a través de dolores musculares en el cuello o espalda, sin embargo, también podrían verlo reflejado a nivel dental.
Según la Dra. Carolina Pattillo, Directora Odontológica Nacional de Red Salud, sufrir de estrés de manera habitual puede desencadenar una serie de cambios a nivel de la salud bucal de niños, jóvenes y adultos. De esta manera, dientes, encías, entre otras estructuras pueden sentir las consecuencias.
«Luego de períodos de altos grados de estrés y ansiedad, no es de extrañar que podamos experimentar consecuencias a nivel dental (salud bucal). Muchas personas pueden sufrir las apariciones de herpes, dolores en la mandíbula por bruxismo, cefaleas por tensión o mayor riesgo a enfermedades periodontales. Además, si el estrés perdura en el tiempo, las consecuencias incluso podrían ser mayores, y llevarnos a una pérdida de piezas dentales si no se actúa precozmente», sostiene la especialista.
En esa línea, la Dra. agrega que «cuando nos estresamos, alteramos nuestro comportamiento y rutina habitual. Lo que deriva en una mala alimentación. También, en una deficiente higiene dental y en el consumo de medicamentos que afectan la cantidad de saliva o la acidez de ésta. Todo lo anterior, propicia el ambiente perfecto para el desarrollo de enfermedades bucodentales».
¿Qué problemas bucodentales puede provocar el estrés?
Bruxismo, Cefalea y Dolor MusculoEsqueletales
Una de las principales consecuencias del estrés en nuestra salud bucal es el bruxismo. «Esta condición consiste en un trastorno en el que rechinas, crujes o aprietas los dientes de manera involuntaria. Esto se produce de manera persistente y que puede ocurrir tanto de día o de noche, siendo más frecuente el bruxismo nocturno. Estas personas también tienen más probabilidades de padecer otros trastornos del sueño. Estos son roncar o realizar apnea del sueño cuando tienen asociado además obesidad, condiciones esqueletales desfavorables o malos hábitos como el tabaco o el alcohol». Así lo asegura la Dra. Pattillo.
En algunas personas, este trastorno puede ser lo suficientemente intenso y frecuente como para producir dientes fracturados, partidos o flojos. También puede causar esmalte dental desgastado; mayor dolor osensibilidad dental; músculos de la mandíbula cansados o rígidos. E incluso, en otros casos, mandíbula trabada que no se puede abrir o cerrar por completo; dolor o inflamación de mandíbula, cuello o rostro; dolor similar al de oídos y de cabeza, entre otros.
Aftas y herpes
La caída de las defensas provocada por los estados de ansiedad favorece la aparición de aftas y herpes, otras de las consecuencias del estrés en nuestra salud bucal. Las primas son pequeñas lesiones o ulceraciones blanquecinas que afectan las mucosas de la boca y que se manifiestan principalmente en los labios, mejillas y bordes de la lengua. Estas desaparecen, en general, al cabo de 10 días.
«Los herpes, se producen frecuentemente en la zona de la boca, encías y labios, y son pequeñas pero dolorosas ampollas llenas de líquido que son de carácter contagioso al contacto, ya sea a través de un beso o al compartir un vaso», señala la especialista de RedSalud.
En esa línea, indicaque un brote puede durar entre 7 y 12 días y se manifiesta de varias maneras. Primero, picor ytirantez de la zona. Luego aparecen las ampollas, que a los días acaban abriéndose y se forma una herida superficial y supurante, que es la fase con mayor peligro de contagio. Posteriormente, se genera una costra seca que puede llegar a sangrar y con los días se desprende.
Caries y gingivitis
Muchas personas con estrés descuidan sus rutinas de alimentación y limpieza, conducta que contribuye a la aparición de caries. «Tanto el estrés por sí mismo como los medicamentos para la ansiedad o depresión, incrementan la acidez de la saliva y disminuye su cantidad, lo que afecta al esmalte que protege los dientes y facilita la aparición de caries. Una patología que, si no se trata a tiempo, puede extenderse afectando los tejidos más profundos del diente y provocar dolor intenso e infecciones», enfatiza la Dra. Pattillo.
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