Aunque estamos en invierno y las temperaturas son cada vez más bajas, no deberías ducharte con agua caliente después de entrenar.
Al menos, así lo afirma un reciente estudio publicado en la revista estadounidense Mel Magazine.
Las razones
‘Para empezar, las duchas de agua caliente tienden a dejar más reseca la piel‘, señala Alti Iftikhar, médico especializado en medicina deportiva.
Según explica, si sufres de algún problema dermatológico, como un eccema o exceso de piel reseca, lo mejor será apostar por una ducha de agua templada o fría.
Pero, más allá de resecar la piel, tiene que ver con el agua caliente hace que las venas se dilaten.
Al respecto, el estudio indica que ducharse con agua caliente, tiene un efecto similar a aplicarse una almohadilla térmica en los músculos que están doloridos después de entrenar.
‘Hace que los vasos sanguíneos se dilaten. Y esto puede deparar un aumento de la probabilidad de sufrir algún tipo de dolor muscular. Especialmente si realizaste un ejercicio de resistencia intenso’.
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La importancia de la ducha
Cabe preguntarse, entonces: ¿hay que evitar la ducha tras realizar ejercicio físico? La respuesta es un rotundo no.
‘Es muy importante eliminar la suciedad y el sudor de la piel para evitar la obstrucción de los poros. Y disminuir la posibilidad de sufrir una infección en la piel, aunque sea poco común’, explica el profesional.
Por lo tanto, no debes ducharte con agua caliente, pero sí con agua templada e incluso fría.
‘Poner un poco de agua helada ayuda a disminuir una posible inflamación. Y permite que menos células inflamadas y sus respectivas toxinas lleguen a los músculos y tendones después de cada sesión de entrenamiento’, detalla el estudio.
¿Y el frío?
Ahora, si no tienes la costumbre de ducharte con agua templada o fría, lo mejor será esperar media hora después de entrenar.
‘Esperar media hora para que el cuerpo se enfríe y estire, permite que la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca regresen a su nivel normal’.