Si lo tuyo no es correr, entonces puedes caminar. Y es que está comprobado científicamente que podría tener los mismos beneficios para nuestra salud que el ‘running’. Pero ojo, que no hablamos de cualquier caminata. Hablamos del ‘power walking‘, o caminar rápido, que se ha vuelto una tendencia por diversas razones.
Este es considerado un entrenamiento de intensidad moderada que es una excelente opción para dejar el sedentarismo y comenzar a practicar ejercicio físico de manera regular, ya que no es necesario acudir a un gimnasio o pagar una clase, sino que cualquier persona lo puede hacer en la calle, en un parque o a la orilla del mar. Solo necesitas tus ganas y unas zapatillas cómodas.
¿Cómo se que estoy haciendo power walking y no sólo caminando?
La mejor forma de comprobarlo es midiendo la frecuencia cardíaca, ya que al practicar esta caminata acelerada la frecuencia cardíaca debería estar entre el 64% y el 76% de la máxima, es decir, en una mujer de entre 30 y 40 años sería entre 130 y 145 ppm. También lo puedes medir con la velocidad. Se considera caminata enérgica cuando vas a un ritmo mayor a 4,8 km/h.
Pero y, ¿cuánto tiempo debo hacerlo para obtener lo beneficios? Se recomienda que lo hagas por al menos 150 minutos a la semana para disfrutar de las ventajas que este ejercicio conlleva para tu salud.
La ciencia lo avala: 5 beneficios del power walking
Según detallan varias investigaciones científicas, los beneficios de hacer este ejercicio son múltiples, incluyendo mejoras en el sistema circulatorio, disminución de la presión arterial, menor probabilidad de sufrir enfermedades coronarias, además de mejorar la salud mental y la calidad del sueño.
- Presión arterial: Puede ayudar a los adultos que sufren de hipertensión o presión arterial alta a disminuir el malestar. Al aumentar el ritmo además disminuyen otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la reducción del peso corporal y la circunferencia de la cintura.
- Expectativa de vida: Aumenta las probabilidades de vivir aproximadamente entre 13 y 24 años más que aquéllos que caminaban a un paso más lento, específicamente a un ritmo menor de 4,8 km/h.
- Salud mental: Caminar al aire libre puede mejorar la salud de pacientes con depresión y ansiedad.
- Calidad de sueño: A partir de los 3 meses se puede ver una mejora en la duración y la calidad del sueño, y una disminución estadísticamente significativa en el uso de medicamentos para dormir.
- Estabilidad corporal: Mejora el equilibrio, lo que ayuda en la coordinación, la postura y evita el riesgo de caídas.
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