Por Paula Hormazábal, psicóloga clínica especialista en psicoterapia femenina y temáticas de género.
La angustia y ansiedad son las causas más frecuentes de consulta de las personas a los profesionales de la salud mental. Estos estados psicológicos se producen bajo condiciones estresantes durante un periodo prolongado de tiempo y provocan cambios muchas veces en los mecanismo neuronales del cerebro responsables de mantener el equilibrio emocional en los seres humanos. Por estas razones, ocasionan impacto a nivel emocional, físico y del entorno en el cual se encuentra la persona afectada.
La salud mental es parte integral de nuestro desarrollo como seres humanos y para lograr comprender de mejor manera de que se trata, debemos distinguir entre síntomas y trastornos. Los primeros dan cuenta de un episodio que aparece como respuesta a un suceso específico de la vida, en el caso de la angustia, puede tratarse de una pérdida o algún cambio que nos hace sentir que no seremos capaces de abordar. Mientras que la ansiedad se trata de algo que aún no sucede y que nos mantiene en estado de alerta.
¿Cómo distinguir los estados de angustia y los episodios de ansiedad?
La ansiedad muchas veces nos invade haciéndonos vivir en la preocupación, la duda, la obsesión o angustia en ocasiones por periodos largos de tiempo. No dejándonos pensar de manera racional ni menos equilibrada. Desde el punto de vista de la psicoterapia, los efectos de la ansiedad son graves para nuestro bienestar físico y mental. Por eso es fundamental trabajar en ella, aun cuando esto signifique un esfuerzo.
La ansiedad puede actuar como un mecanismo de defensa que se activa en «modo supervivencia» ante algo que no podemos controlar y en la mayoría de los casos, son respuestas que crea nuestra mente ante eventos futuros. El estar de manera continua en este estado, nos daña a nivel físico, cognitivo y emocional por la gran cantidad de energía que requiere el estado ansioso.
Este estado también habla de una desconexión con la certeza personal, donde no existe confianza en nosotros mismos. Es una reacción constante que en ocasiones nos obliga a utilizar herramientas como el control, la culpa y la manipulación. Cuando vivimos la ansiedad como un estado prolongado, anulamos la capacidad de reflexionar, sentir y hacer de manera equilibrada, por lo que caemos en la incertidumbre.
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La angustia en el cuerpo
Por otra parte, la angustia involucra no sólo en la esfera psíquica, sino que los síntomas se ven reflejados en nuestro cuerpo, como por ejemplo en las crisis de pánico. Este estado que es más complejo, está asociado a una preocupación excesiva acerca de los eventos de nuestra vida, basados en una connotación negativa de los hechos. Una persona que la padece, se deja llevar por pensamientos catastróficos acerca de las cosas que suceden tanto en su vida como en su entorno.
Otro tipo de angustia se da por el miedo a perder el control. En este sentido, las personas que en toda ocasión necesitan tener todo controlado y estructurado en su vida, pueden padecer de episodios de angustia, cuando su seguridad se ve vulnerada por hecho que escapa de su capacidad de gestión. Los síntomas de hiperalerta o ideas obsesivas de catástrofe pueden provocar frecuentes episodios de angustia y ansiedad.
¿Podemos ver la ansiedad y la angustia como algo positivo?
Querer salir de un estado de ansiedad o de angustia es un acto de amor y de respeto hacia nosotros. No somos culpables de tener ansiedad o angustia, pero sí somos responsables de hacernos cargo.
La ansiedad y la angustia como mecanismo de alerta nos avisa que debemos dejar algo que no está equilibrado en nuestra vida, nos comunica con nosotros mismos, con nuestro cuerpo y con las emociones. Nos puede ayudar a ver claramente lo que necesitamos para cuidarnos y sentirnos mejor.
Para ver la ansiedad o la angustia como una herramienta, le podemos cambiar el nombre por “la curiosidad”. Esta nos ayuda a ir sin miedo a explorar lo que viene, a transitar lo nuevo con esperanza, con apertura a conocer y aprender. Este nuevo estado nos acerca al conocimiento, a la inspiración y nos apoya como una hermana en la toma de algún desafío, por lo que lo desconocido ya no resulta ser un enemigo hostil, sino que una oportunidad para explorar.
Es importante saber que si no puedes o no has podido manejar tus niveles de ansiedad, es fundamental pedir ayuda en psicoterapia. No se debe olvidar que ambos estados son producto de un conflicto psíquico interno que está desequilibrando nuestra mente y que perjudica también nuestra emociones. Por tanto, el darse un espacio para hablar de esto es crucial para mejorar la salud mental y evitar síntomas que nos lleven a vivir estos cuadros que sin duda afectan nuestra calidad de vida y la de nuestro entorno.
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