Durante 24 años nadie sospechó de la locura y maldad de Josef Fritzl, apodado como «El Monstruo de Amstetten» en Austria. Y es que este electricista mantuvo desde 1984 y 2008, secuestrada a su hija Elisabeth Fritzl, a quien violó en reiteradas ocasiones y con quien tuvo siete hijos.
El impactante crimen salió a la luz cuando una de las hijas de 19 años tuvo que acudir al hospital por una extraña enfermedad en abril de 2008, destapando uno de los casos más aterradores, no solo de Europa, sino que del mundo.
Y el que ahora nuevamente hace noticia. Josef Fritzl fue condenado en marzo de 2009 a cadena perpetua y hoy, luego de 15 años se revelan sus primeras imágenes fuera de la cárcel, ya que será trasladado a un prisión común. E incluso su abogada intentará solicitar la libertad condicional.
«El tribunal llegó a la conclusión que ya no supone un peligro», expresó su abogada Astrid Wagner luego de una audiencia en la localidad de Krems, al noroeste de Viena, capital de Austria.
En las postales podemos ver al hombre llegando al tribunal en un automóvil de policía que entró por la parte trasera del lugar, pese a esto, los fotógrafos igualmente lograron captar su rostro. En una imagen se ve sonriendo y en la otra tapándose el rostro.
Pero ¿por qué los jueces tomaron esta decisión? Todo se debe a su informe psiquiátrico que detalla su avanzada edad de 88 años, además de un comienzo de demencia.
«Es un primer paso importante. Ahora debe ser colocado bajo un régimen de detención clásica y seguir exámenes regulares. Una vez se efectúe el traslado, podría presentar una petición de libertad condicional«, indicó la abogada del Josef Fritzl.
Detalles del impactante crimen que cometió Josef Fritzl
El hombre mantuvo a su hija secuestrada durante 24 años en una especie de búnker en el sótano de su casa en Amstetten, un pequeño municipio a 100 km de Viena.
De hecho, Josef Fritzl y su esposa Rosemarie mantenían una vida normal en las plantas superiores de la casa. Cabe destacar que las autoridades exculparon a la mujer ya que aseguraron que nunca supo nada y estaba convencida de que su hija, Elisabeth Fritzl se había marchado para unirse a una secta.
Hoy la mujer tiene 56 años y junto a sus hijos se mudaron a un lugar secreto con nuevos nombres para intentar vivir bajo el anonimato y empezar una nueva vida.
Cabe destacar que luego para vender esta casa, las autoridades rellenaron con hormigón el búnker, un requisito indispensable para ponerla en venta.
Josef Fritzl amenazaba a la familia con dar el gas si es que alguno de ellos se escapaba y tras su detención nunca expresó remordimiento, aunque, según su abogada, «piensa en sus actos día y noche».