La psicología ha estudiado que la llegada de la primavera puede influir negativamente en las parejas.
Una investigación de un centro psicológico español reveló que el calor y la luz serían factores que determinarían que la gente quisiera pasarlo mejor, y como consecuencia se puede ver el término de relaciones amorosas.
Los meses de invierno, cuando hay menos luz solar y hace más frío, invitan más a vivir en pareja, ya que los niveles de energía de las personas están más bajos, se produce menos serotonina y las circunstancias invitan a estar emparejados.
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Pero, a medida que comienzan a subir las temperaturas y aumentan las horas de sol, crecen los deseos de socializar, la seguridad en uno mismo y se está más alegre de manera natural, y ya no se tiene tanto la necesidad de un apoyo que te puede dar una pareja sentimental.
Fuente: glamour.es