El Virus del Papiloma Humano (VPH) es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes y, el mayor causante de cáncer cérvico uterino en mujeres de edad fértil.
De hecho, en Chile se estima que es la segunda causa de muerte en mujeres en edad reproductiva (15 a 44 años), causando más de 600 muertes al año.
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Para detectar el virus o las lesiones provocadas por él, es necesario que las pacientes se realicen alguna de las dos opciones de pesquisa. El primero, es el Papanicolau (PAP), que se debe realizar cada 3 años y el segundo, es el cotest de Papanicolau más tipificación viral de VPH, que es cada 5 años.
Con esto se puede saber si una persona es portadora, sin embargo, la ginecóloga de Clínica MEDS, Katherina Villa, explica que “la vacuna contra el VPH salva vidas, porque previene el cáncer de cuello uterino, incluso si se ha iniciado actividad sexual o si has tenido un PAP alterado. Esto lo deben realizar tanto hombres como mujeres porque se estima que el 80% de la población chilena estará expuesta al virus y el momento de prevenir es hoy”.
¿Quienes deben vacunarse contra el Virus del Papiloma Humano?
La vacuna contra el Virus del Papiloma Humano se recomienda para hombres y mujeres entre 9 y 45 años, siendo más efectiva antes de los 26 años porque crea mejor inmunidad.
Sin embargo, existen factores de riesgo que dificultan este proceso como el tabaquismo y otras condiciones que disminuyen la inmunidad como: la diabetes, el estrés, la depresión, enfermedades autoinmunes y hasta el uso de corticoides, entre otros.
Además, en Chile hay varias vacunas disponibles que previenen tanto el cáncer cérvico uterino, oro faríngeo, anal, condilomas, verrugas genitales y otros cánceres menos frecuentes.
“Es responsabilidad de todos controlar esta enfermedad mortal y erradicarla, no hay que temerle a la vacuna porque el beneficio de evitar un cáncer es superior a sus riesgos», asegura la doctora Villa.
Luego, agrega: «Recordemos que en Chile mueren 2 mujeres al día por cáncer de cuello de útero”. Además, en la mayoría de los casos de cáncer cérvico uterino, en su etapa inicial, no presenta síntomas pudiendo avanzar sin ser sospechado.
En otros casos las pacientes comienzan a experimentar, infecciones urinarias persistentes, manchas de sangre entre las menstruaciones o postcoital, entre otras características. Por eso es fundamental mantener un control periódico con una matrona o ginecólogo para realizar un diagnóstico y manejo oportuno.