Esta innovación, surgió del trabajo conjunto entre el Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables de la Región de Valparaíso (CREAS) y los productores de la Cooperativa de Cultivos Andinos Petorquinoa, ubicada en Petorca.
“La quinoa se pela para sacarle la saponina que le da un sabor amargo, luego se lava, se cocina y muele. Para darle más textura y sumarle proteínas se le incorporan algunas legumbres, como porotos rojos que le dan color; almidones, aceites vegetales y se sazona con especias que le dan el sabor de una vienesa convencional”, explica Eduardo Caballero, investigador a cargo del proyecto.
Alternativa frente a la sequía
El proyecto “Quinoa desde procesamiento hasta desarrollo de productos: Impacto social en adultos mayores y agricultores regionales”, fue financiado por el Gobierno Regional de Valparaíso y abrió una opción productiva para una zona con una crisis hídrica que se estira hace años.
El cultivo de quinoa, “requiere muy poca agua. Se debe regar solo dos veces durante los 120 días que tarda en producirse. En cambio, los paltos necesitan entre 150 y 200 litros en ocho meses”, explica Luis Soto, productor de quínoa y socio de la cooperativa.
El proyecto; además de desarrollar estas salchichas de quinoa; capacitó a más de 500 beneficiarios –principalmente adultos mayores y sus cuidadores– sobre temas de nutrición, mediante más de 30 charlas de alimentación saludable ligadas al uso de este grano. Además, gracias a esta colaboración, la Cooperativa ahora cuenta con una planta piloto equipada para el procesamiento de la quínoa.
Investigar para el mercado
Hasta ahora han creado más de sesenta productos, una parte de los cuales fueron desarrollados en conjunto con emprendedores. “Trabajamos con gente que quiere innovar en el área alimenticia, que tiene una idea diferente para sacar un producto. Que busca darle valor a algo que no se le daba, como el uso de algún descarte, una nueva línea vegana o snacks libres de sellos y altos en proteínas”, explica Caballero.
“A veces llega un emprendedor con la idea o con un producto que no es final. Nosotros evaluamos si tenemos la capacidad técnica para resolverlo y en base a eso le entregamos una oferta de trabajo o les sugerimos otra institución en la que pudieran hacerlo”, agrega Alejandro Osses, gerente del CREAS.
Entre los productos que han desarrollado están un paté, un yogurt y una hamburguesa en base a quínoa; nuggets de algas, snacks de champiñones o brownies de porotos.
“El 80% de nuestros proyectos son con empresas, no armamos cosas por armar ni investigamos por investigar. Cada desarrollo está conectado con la industria, sean estos emprendedores o empresas consolidadas”, agrega.
Hasta ahora, CREAS tiene al menos 60 productos y prototipos alimentarios. “Productos que podrían comercializarse, con potencial”, reafirma Osses. El centro es cofinanciado por Conicyt y el gobierno regional de Valparaíso.