El dicho de que las madres cuidan con «uñas y diente» a sus hijos, acá se comprueba.
Una gata se defendió ante un perro de gran tamaño, porque al encontrarse con sus crías, se acerco y uno de ellos gritó. La felina corrió a toda velocidad hacia el perro y se lanzó encima para evitar que dañara a los pequeñitos.
Cuando estuvo cerca, le propinó unos arañazos al can que caminaba con su amo.
¡Una madre de armas tomar!