Uno de los mitos en el mundo de los deportistas es que transpirar implica quemar grasas. Con fajas, vendas y ropa gruesa, muchos aficionados y otros no tanto se suman a esta tendencia con la creencia de estar haciendo lo correcto.
Sin embargo, científicos de la Universidad de New South Wales, en Australia, elaboraron un análisis para conocer las consecuencias de la transpiración en exceso, revelando detalles con respecto al proceso metabólico de la pérdida de peso.
Lo primero es que sudar más de la cuenta tiene como efecto negativo el incremento de la temperatura corporal, por lo que el cuerpo pierde la capacidad natural de «autorefrigerarse», lo que puede provocar hasta un desmayo.
Asimismo, los investigadores advirtieron que transpirar mucho provoca la pérdida de valiosos electrolitos, como son el sodio y el potasio, los cuales son fundamentales para el equilibrio celular, también llamado homeostasis.
«La transpiración no quema grasas. Es verdad que a veces luego del ejercicio la persona puede pesar menos, pero eso no significa que sea por haber adelgazado. Es una reducción de peso ‘mentirosa’. Solo eliminó kilos que tenía ‘en agua’, por lo que cuando vuelva a hidratarse los va a recuperar. Si no fuese así, la gente bajaría de peso solo por tomar sol», explicó uno de los especialistas.