De acuerdo a una investigación publicada en la revista «Cognitive Processing», existe una fuerte correlación entre la inteligencia y el humor negro.
Para llegar a esta conclusión, investigadores de la Universidad Médica de Viena trabajaron con 156 voluntarios de ambos sexos, de distintas clases de nivel educacional, variadas ocupaciones y un promedio de 33 años.
Primero se les hizo un test de coeficiente intelectual (CI) que involucró preguntas de razonamientos verbal y matemático. Y luego se les pidió que miraran y reaccionaran a caricaturas del humorista gráfico alemán, Uli Stein, que se caracterizan por la crueldad exhibida, al mismo tiempo que hacen reír a algunos.
Este tipo de humor se ha asociado por mucho tiempo a personas con rasgos melancólicos. Sin embargo, este estudio reveló que quienes apreciaron los chistes no sólo eran los que tenían un CI más alto en los tests, sino que además presentaban menos tendencia a la agresividad y a los estados de ánimo negativos.
Por el contrario, quienes odiaron los chistes manifestaron un CI promedio, niveles más altos de agresividad y estados de ánimo mayormente negativos. En tanto, los participantes que entendieron y apreciaron este tipo de humor moderadamente, poseían un nivel de agresividad promedio, aunque presentaban una visión más positiva de la vida que el grupo anterior.
En conclusión, los científicos determinaron que tener la capacidad de comprender y reír con lo complejo del humor negro requiere necesariamente de un alto nivel de procesamiento cognitivo. En otras palabras, de una mente más perspicaz que la del común de las personas que llora, se perturba o se horroriza en primera instancia con estos chistes.