A finales de la década noventa, el actor Brendan Fraser era una de las figuras más importantes de Hollywood. Protagonizaba toda película importante que llegara a los cines: «La momia», «Jorge de la selva», «Al diablo con el diablo» hasta que mediados del 2000 despareciera de los focos.
Ahora, Brendan vuelve a la vida pública en una íntima entrevista con la revista GQ, donde revela las razones de su alejamiento del mundo del espectáculo en incluso un duro momento de agresión sexual. «Me cambié de casas, pasé por un divorcio. Algunos niños nacieron. Quiero decir, nacieron, pero se están haciendo mayores», dice Fraser en la entrevista con GQ. «Estaba pasando por cosas que te moldean y cambian y para las que no estás preparado hasta que pasas por ellas».
La historia tras Brendan Fraser
El actor también revela que llegó a un punto crítico durante la grabación de la tercera parte de «La momia» y donde su cuerpo no daba más. Pasó por cirugías, una operación parcial de la rodilla, lesiones de espalda e incluso una reparación de cuerdas vocales.
Lo peor vino después en 2003. El actor reveló que en un almuerzo organizado por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood que organiza los Globos de Oro, fue uno de los presidentes de la misma, Philip Berk, que tras saludarlo aprovechó el gentío para tocarle el traser0.
Según la revista Glamour, Fraser tiene otra versión: «Su mano izquierda hace un rodeo, me coge la nalga y uno de sus dedos me toca en el perineo. Y lo empieza a mover por ahí». El actor confiesa que aquello le abrumó de pánico y que su reacción fue la de apartarle la mano a Berk y salir disparado del hotel sin hablar con nadie. «Me sentí enfermo, como un niño pequeño, como si tuviera una bola en la garganta. Creí que me iba a poner a llorar, […] como si alguien me hubiera tirado pintura invisible por encima».
Berk asegura que Fraser se ha inventado la historia por completo, pero el actor dice que aquel instante le persiguió durante años y que la experiencia cambió la forma en la que él se veía a sí mismo o lo que estaba haciendo con su vida: «En mi cabeza, por lo menos, había algo que me habían robado […] El teléfono deja de sonar en tu carrera y te empiezas a preguntar por qué. Hay muchas razones, ¿pero fue esta una de ellas? Yo creo que sí».
“¿Todavía tengo miedo? Por supuesto. ¿Siento que necesito decir algo? Por supuesto. ¿He querido hacerlo muchas, muchas veces? Por supuesto. ¿Me he impedido a mí mismo hacerlo? Sin duda», dice Fraser. «Y quizá esté sobreactuando en cuanto a lo que ocurrió. Sólo sé cuál es mi verdad y es la que te acabo de contar».