Quizás te estés preguntando si perteneces al porcentaje de personas que utilizan la técnica del síndrome del hambre emocional. ¿Qué significa esto? Una definición podría ser utilizar la comida como modulador de nuestras emociones, o en otras palabras, comer para compensar una insatisfacción. Pese a que esto no se trata de un trastorno alimenticio, la psicóloga Elisa Markoff explicó al medio Glamour que sí es un comportamiento mucho más extendido de lo que pueda parecer.
Este síndrome puede afectar al 70% de la población y es posible que lo veamos reflejado en cuando no consigues mantener una dieta más allá de cuatro semanas. Las emociones negativas en esta sociedad están constantemente reprimidas y como no sabemos manejar nuestro estrés, es fácil recurrir a la comida como sustituto.
¿Por qué sucede esto?
Si te sientes triste, estresada, aburrida o sola, tienes un apetito repentino y urgente, normalmente vas y compras un alimento concreto, probablemente sufras hambre emocional. O de frente, este antojo luego no se sacia aunque estés llena, porque el hambre no ha nacido en tu estómago, sino que en tu mente.
Incluso algunos expertos estudian la posibilidad de que cada antojo esté relacionado con un sentimiento. Según estos especialistas, la falta de cariño se asocia a productos dulces porque buscas comodidad, así como helado, yoghurt o dulces. Por otro lado, si sufres de antojos de comida picante es porque buscas darle más intensidad y emoción a tu vida, y si prefieres lo salado, es porque buscas una forma de dejarte llevar.
¿Cómo controlarlo?
- Cuando te ataque, pregúntate por qué quieres comer ese alimento.
- Distráete, cambia de actividad ya que tal vez esa hambre pueda ser aburrimiento.
- Respira profundamente, medita o practica algún deporte.
- Sustituye el antojo principal por otro más saludable, el mejor remedio es tener fruta o verduras picadas en casa.