Muchas veces el amor es algo que comienza muy fugaz e intenso, pero con el paso del tiempo se vuelve frío y distante. Sin embargo, esta situación no tiene que ver con la falta de cariño o la rutina, sino mas bien con algo del cerebro.
Cuando dos personas se enamoran, el cerebro activa la liberación de hormonas como la dopamina, oxitocina y vasopresina, las que estimulan el sistema de recompensa de nuestro cuerpo, en palabras simples, nos hacen felices.
A nivel químico, el amor tiene un principio y un final, aunque muchas personas creen que es para siempre. «El desencantamiento ocurre cuando el cerebro hace que la dopamina baje de manera brutal; entonces, aterriza, vuelve a la realidad y hace que la persona sienta que el amor ha desaparecido», explicó Leonardo Palacios, académico de la Universidad de Rosario, habló con el periódico argentino «El Tiempo».
Esto hace, que comiences a ver los defectos de tu pareja, y ya no sea tan perfecta como pensabas, comenzando el proceso donde te cuestionas tus sentimientos.
Según Palacios, la falta de dopamina causa en el cerebro la sensación de desapego y desilusión que puede causar la ruptura definitiva de la pareja. Este es el momento en el que se debe tomar una decisión: reconstruir el amor o separarse.
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En caso de que el amor sea duradero y sobrellevar los plazos estipulados por la ciencia, las hormonas nuevamente entran en acción. La oxitocina y la vasopresina son las sustancias que se suman al deseo de seguir en pareja, las que nos hacen sentir apego y disfrute de las cosas sencillas de la vida más allá del deseo sexual.