Un retorno a las raíces y a valorar cada instante es lo que propone el concepto de slow wedding. Ideal para aquellas parejas que desean una ceremonia mucho más libre, espontánea y natural.
Para los precursores en el tema, se trata de una filosofía más que de un tipo de matrimonio en particular. Una forma de vivir todo el proceso en el que no tiene cabida el estrés, la ansiedad, el agobio por los preparativos ni la necesidad de ostentar.
Y aunque el factor económico siempre es fundamental para organizar una celebración, el slow wedding pretende que este punto tampoco sea determinante en el resultado final.
Por ello, los novios planifican el evento de acuerdo a sus recursos, tiempos, deseos y necesidades.
Conceptos clave:
- Ya que la propuesta invita a una reconexión con la naturaleza, este tipo de matrimonios suele celebrarse en escenarios al aire libre como en el campo, la playa, entre viñedos o frente a un lago.
- La decoración pretende ser lo menos faustosa posible, por lo que funcionan muy bien las ideas DIY (do it yourself) y son bienvenidas todas las propuestas artesanales, elementos reciclados y otras que no requieran incurrir en grandes gastos.
- La sencillez también se impregna a la hora de escoger el vestuario. Mientras los novios se inclinan por trajes simples y discretos, los invitados se visten de manera libre y sin seguir protocolos.
- Además, los contrayentes reducen su lista a los familiares y amigos con los que realmente les interesa compartir, olvidándose de los compromisos por obligación.
- Para el banquete, en tanto, la tendencia es apostar por recetas tradicionales, con un menú elaborado con productos caseros, de huerta y de temporada.
- Respecto a los regalos, los invitados tampoco están obligados a llevar algo costoso. En muchos casos, los novios prefieren un aporte para cubrir los gastos de la celebración.