Sabemos que el sexo no lo es todo, pero tener una vida sexualmente placentera tiene muchos beneficios, así al menos lo afirma la ciencia a través de distintos estudios.
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Pero ¿cómo saber si eres sexualmente compatible con tu pareja?
La Revista Cosmopolitan publicó un artículo donde el bloguero de sexo Harris O’Malley, y quien escribe en el sitio web goodmenproject.com, establece tres parámetros para saber si una pareja es compatible o no sexualmente.
¿En qué debes fijarte?
¿Tenemos libidos similares?
Tú puedes querer sexo cada día, y él estar satisfecho con un par de veces a la semana (o menos), o viceversa. Si presionamos demasiado a nuestra pareja para tener relaciones, produciremos el efecto contrario al deseado: cuanto más insistamos, más se sentirá obligada y lo rechazará o, peor aún, lo hará por obligación.
No hay más remedio que comunicarse, contar cuáles son los deseos de uno y otro y llegar a acuerdos. Así y todo, no tiene buen pronóstico una relación en la que uno de los dos tiene una libido muy alta y otro muy baja. Con el tiempo el que menos deseo siente aún sentirá menos…
¿Tenemos la misma idea respecto a monogamia e infidelidades?
Cada pareja es un universo en sí misma, con sus propias reglas y libertades. Quizá uno de los miembros crea que el sexo casual, sin enamoramiento, no es infidelidad, puesto que a quien ama realmente es a su pareja. Pero puede que el otro no lo crea así, y esto es la causa de no pocas rupturas. Es importante que ambos miembros piensen de manera similar, o no hay futuro en esa historia.
¿Nos gusta el mismo tipo de sexo?
Si los gustos son diametralmente opuestos, y no hay voluntad de probar cosas nuevas, mal pinta la cosa. Según manifestó Iván Rotella, sexólogo y director de Astursex, a la página de divulgación Biobiochile, “La diferencia de paladares, en vez de suponer un obstáculo, puede llevarnos a probar sabores totalmente nuevos para nosotros […] “Hay personas incapaces de trasmitir al otro lo que le gusta, sus fantasías, pero lo deseable en una relación es sentir y hacer sentir al otro. Si los gustos son muy dispares o irreconciliables puede ser un problema, pero antes hay que intentar ser flexibles y abiertos y enseñar al otro, a su propio ritmo”.
Fuente: Cosmopolitan.es