«Con gran pesar informamos de la muerte de Ramba. Nuestra obstinada abuela, hermosa y más grande que su vida, ya no tenía la fuerza para combatir sus problemas renales». Con estas palabras, el Santuario de Elefantes de Brasil comunicó a través de Instagram la muerte de la elefanta Ramba.
En el mes de octubre, esta elefanta había sido trasladada a Brasil, luego de pasar algunos años en el Parque Safari de Rancagua, tras ser rescatada en 2012 del circo de «Los Tachuela».
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En el extenso mensaje que publicaron a través de su red social, el santuario de Brasil cuenta cómo fue la muerte de Ramba, además de señalar que tendrán detalles de la causa luego de su autopsia.
«Cuando Ramba fue diagnosticada con enfermedad renal en Chile hace siete años, teníamos muchas esperanzas de que pudiera vivir al menos otro año. Milagrosamente este año cumplió siete años, dándole fuerzas para ayudarla a llegar al Santuario», cuentan sobre la llegada de Ramba a Brasil.
«Parece que los elefantes tienen un conocimiento profundo e inexplicable sobre la vida. Le prometimos una y otra vez que vendría al Santuario y luchó por llegar hasta aquí. Aquí encontró una alegría gigantesca, logró explorar como siempre había querido y descubrió el significado de la verdadera amistad. Tal vez eso era todo lo que ella necesitaba y merecía», continúan en la publicación.
La muerte de Ramba
«Se entregó a su nueva vida, pero en el proceso, parece haber dejado de pelear. Ella estaba cansada. En la mañana del jueves 26 de diciembre, Rana y Maia estaban en el cobertizo sin Ramba«, explican desde el Santuario de Elefantes.
«Eso siempre sucedió, a Ramba le gustaba explorar más que a Rana y ocasionalmente regresaba a los pastos para darse un buen baño de barro por la mañana, mientras Rana se quedaba cerca del cobertizo anticipando la hora del desayuno», agregan.
«Salimos a buscarla y la encontramos en uno de sus lugares favoritos, la habitación número 4 y el arroyo. Ella parecía estar durmiendo. Su muerte debe haber sido repentina porque la hierba a su alrededor estaba intacta», dicen.
Luego, continúan con su reflexión: «Solo un hermoso elefante, acostado en un hermoso pasto, sus ojos cerrados suavemente y su dulce rostro tan tranquilo como solía ser».
Sobre sus compañeras elefante, dicen: «Como no sabíamos si Rana estaba al tanto de lo que había sucedido, la llevamos de regreso con su hermana. Sentimos que no sabíamos, porque cuando se acercó a Ramba sus ojos se abrieron, la olió profundamente, una y otra vez, y luego murmuró por lo bajo una y otra vez. Olfateó y tocó todo el cuerpo de Ramba, pareciendo tratar de entender lo que había sucedido. Después de varios minutos estuvo callada y se paró al lado de Ramba, pastando. Y allí se quedó, el resto del día con su amiga».
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