Siempre hablamos de los poderes naturales que poseen muchos alimentos y esta vez no es la excepción. Y es que combinadas en una mascarilla casera, la leche y el azúcar pueden hacer milagros sobre tu piel.
¿A qué se debe tanta maravilla? Este tratamiento combina los poderes del ácido láctico, presente en la leche y del ácido glicólico, extraído del azúcar.
El ácido láctico, por un lado, contribuye a erradicar los signos de la edad, funciona como exfoliante natural, y otorga suavidad y brillo a la piel.
El ácido glicólico, por otro lado, es un excelente aliado para combatir las manchas, marcas de acné y espinillas, así como para eliminar las células muertas del rostro.
Y si a eso le sumamos las bondades del limón, que aporta vitamina C para suplir de energía y antioxidantes, el resultado será una piel tersa, suave, renovada y brillante.
Ingredientes: Una cucharada de azúcar, una cucharada de leche entera, el jugo de medio limón y tres cucharadas de agua.
Preparación:
- En un recipiente con agua, agregar y mezclar la leche con el jugo de limón. Como resultado se obtendrá leche agria, que es lo que produce el ácido láctico.
- Luego, añadir el azúcar y volver a mezclar bien todos los ingredientes.
- Al obtener una pasta homogénea, aplicarla sobre la piel limpia y previamente lavada con agua y jabón, con un algodón o con las yemas de los dedos.
- Se deben masajear las distintas zonas del rostro con masajes circulares, muy suaves y sin tirar de la piel.
- La mascarilla debe permanecer allí por un máximo de 15 minutos y luego ser retirada con abundante agua.
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