¿Te ha pasado que después de besar a alguien por primera vez te sientes inmediatamente «enganchad@ de alguien»? Según la ciencia, un beso puede hacer que te enamores de una persona en cuestión de minutos.
¿Por qué? El actor de besar genera una serie de reacciones en nuestros cuerpos que lo hacen adictivo. La cantidad de hormonas que se liberan al dar un beso también pueden desencadenar el enamoramiento, consigna «El País».
Las miradas previas activan el organismo, aumentando la presión arterial y acelerando el pulso. La piel aumenta su sensibilidad con la segregación noradrenalina.
Al rosarse los labios se transmiten datos como humedad, presión, temperatura, sumando la dopamina. Esto produce el efecto perfecto, la feniletilamina, sustancia que provoca felicidad y plenitud.
Luego el organismo comienza a liberar oxitocina, una sustancia que propicia la intimidad y apega con el otro, y las endorfinas, que añaden sensación de placer y bienestar. Los niveles de cortisol descienden y se relajan los músculos.
Todo esto se desencadena en nuestros cuerpos en cuestión de instantes y puede provocar que con un beso termines «enamorado» de alguien, pues incluso después de ese beso el proceso continúa. Nuestros cerebros nos hacen revivir el momento, logrando que no podamos sacarnos de la cabeza a ese persona.
La oxitocina y la feniletilamina tardan un tiempo en desaparecer de nuestro cuerpo, lo que nos hace sentirnos felices al lado de esa persona y crea la necesidad de estar a su lado. Al volver a besarla, vuelve a surgir esa necesidad, pero si no lo hacemos, con el tiempo el cuerpo se olvida y desaparece esa necesidad.