El trabajo, la rutina y el estrés hacen cada vez más complicado tener momentos de intimidad con la pareja. En especial, cuando la relación no se encuentra en esos momentos iniciales cuando todo era perfecto.
Un estudio encabezado por los profesores P. Brant Hasler y Wendy M. Toxel ha detectado que existe una dependencia entre el sueño y el funcionamiento de una relación en aquellos casos en los que se comparte el espacio para dormir. Esto significa que el comportamiento nocturno de una pareja afecta en sus conflictos, en su estado anímico y en su relación durante el resto del día.
Si se van a dormir a juntos, todo irá mejor
Pero no solo es importante el propio sueño, los previos también son esenciales. Compartir un rato en la cama genera un clima en el que se respira más comodidad, cariño, satisfacción, unión y menos inhibición a la hora de expresar nuestros sentimientos expresadas en las caricias, el sexo y las conocidas como conversaciones de almohada. En estos actos liberamos oxitocina, conocida como la hormona del amor, la cual nos permite revelar sentimientos positivos y sentirnos más satisfechos con nuestra relación.