Aunque no lo creas, las almohadas sí tienen una estrecha relación con una piel sana, según explicó el dermatólogo estadounidense David E. Bank al diario electrónico «Huffington Post».
En su argumento destaca que algunas de ellas albergan suciedad y aceite, que se pueden transferir directamente a las personas cuando duerme, provocando acné y otras complicaciones.
Advierte además que ello puede empeorar cuando la funda está hecha de materiales ásperos, sobre todo en las personas con piel sensible o propensa al acné.
Por ello es que recomienda -además de lavar bien el rostro y evaluarse con un dermatólogo- utilizar almohadas de telas naturales como la seda, que transpiran mejor, evitan el roce y transfieren menos aceite.
Es que a diferencia de otras telas, la seda es un producto natural e hipoalergénico, y además contiene aminoácidos que son compatibles y amigables con la piel humana. Asimismo, trabaja mejor con la humedad y se ajusta cómodamente a la temperatura ambiental.