Cuando una relación llega a su fin, pareciera ser que a las mujeres les toca la peor parte: la pena, la rabia, el llanto e incluso, la falta de apetito, y es cierto la ciencia indica que ellas son mucho más intensas y por eso, sufren más cuando tienen un quiebre amoroso.
Eso sí, también son las más fuertes y por lo mismo, se recuperan mucho más rápido.
Así lo indicó un estudio de la Universidad de Binghamton en Estados Unidos, y del University College de Londres, que descubrió que después del dolor, las mujeres aprenden de lo sucedido y son capaces de salir adelante mucho más rápido.
Esto a diferencia de los hombres, quienes han evolucionado para competir por su pareja y por eso, en un principio se toman el fin de la relación como algo normal. Eso sí, con el tiempo, se dan cuenta que nuevamente tienen que competir con otros por una mujer, lo que lo lleva a una búsqueda por recuperar lo perdido que puede llevar meses y a veces, años. Y es que aunque lo quieran, un clavo no saca a otro.