Un clásico de la infancia en las mañanas o durante la colación es un bol de cereal con leche o yogurt. Sin duda deliciosos recuerdos, pero ante la conciencia actual de los últimos años de comer más sano, sin duda varios han dejado el cereal con leche detrás.
Originado en los años cuarenta en Estados Unidos en la forma en que lo conocemos, el cereal fue una forma de que la dueñas de casa pudieran encontrar una forma fácil de desayuno para sus hijos o esposos. Mientras el estilo de vida se iba acelerando.
¿Es nutritivo el cereal con leche?
La pregunta del millón. Pues lo cierto es que nuestros queridos cereales como Estrellitas, Froot Loops o Chocapic puede que no sean las mejores opciones para desayuno.
«Un consumo en exceso de cereales azucarados te aporta muchos azúcares simples o carbohidratos de rápida absorción que pueden elevar con facilidad los niveles de azúcar en sangre. Además, puede elevar la síntesis y acumulación de triglicéridos en el organismo que conllevan al aumento de peso, o a padecer diabetes o hígado graso u otras enfermedades asociadas a la obesidad», explica la nutricionista Fernanda Concha Santis, nutricionista con magíster en Nutrición Deportiva.
Sin embargo, ella rescata que la oferta de cereales actualmente es amplia y hay opciones para quien es añoran su bol de cereal con leche.
«Se ha abierto en el mercado una gama mas amplia de cereales libres de azúcar, los cuales no generarían riesgos para la salud si se con sumen de manera equilibrada. Un buen indicador de qué cereal elegir son los sellos, si estamos en presencia de un cereal sin sellos tendrán el monito, el dibujo que salía en las cajas. Y por otro lado, hay marcas que dicen ‘sin azúcar’ que son muy buena noción», recomendó la experta.
Si bien somos todos distintos en nuestras necesidades nutricionales, Fernanda Concha nos detalla qué sería un desayuno más bien nutritivo en rasgos generales.
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«A modo general, un desayuno saludable debería tener tres fuentes. La primera, un cereal preferiblemente integral que nos aportará la energía. La segunda, una fuente de proteína, como huevo, pechuga de pavo, o un derivado de la leche. Y tercero, una porción de fruta que también nos va a aportar las vitaminas y minerales necesarios», detalló la nutricionista.
Ahora, la decisión está en ti.