Un revelador estudio, desarrollado por la Socioaffective Neurosciense & Psychology, reveló que alcanzar el mayor placer te puede llevar a una situación de trance.
De acuerdo con esta investigación, la estimulación sexual prolongada y los orgasmos intensos provocan que el cerebro logre desconectar todos los sentidos, centrándose solamente en el disfrute.
Una situación placentera que desencadena en un trance. Es decir, en un estado alterado de la consciencia, que provoca que la persona olvide todo lo que ocurre su alrededor.
Eso sí, llegar a este estado dependerá de la frecuencia y el ritmo de la excitación.
Según los expertos, el placer sexual se extiende en el cerebro con neuroquímicos, provocando emociones. Y es en función de la cantidad liberada de esos neuroquímicos, que puede medirse la intensidad del orgasmo y a qué partes del cerebro afecta.
Diferencias entre el orgasmo femenino y masculino
Duración e intensidad: Las mujeres necesitan más tiempo para alcanzar el punto de mayor excitación, en tanto que los hombres pueden lograrlo en pocos minutos. Así, el orgasmo femenino puede alargarse hasta 20 segundos o más, mientras que los hombres experimentan la sensación entre 3 y 10 segundos. En el caso de la intensidad, en las mujeres las contracciones se generan en los genitales y músculos pélvicos, pudiendo extenderse al resto del cuerpo. Las mujeres pueden experimentar varias contracciones en un intervalo de 0,8 segundos. Los hombres, en cambio, no llegan a experimentar más de 10.
Cantidad de orgasmos: Mientras que el hombre atraviesa por el período refractario (cuando el pene vuelve a su posición y tamaño inicial), en la mujer eso no sucede. De este modo, el hombre necesita más tiempo para volver a iniciar el proceso y poder experimentar otro orgasmo. La mujer, por su parte, puede mantener el tiempo meseta, por lo que puede experimentar orgasmos de forma simultánea y continuada.
Existe una diferencia sustancial entre hombres y mujeres: Los sentimientos, los problemas psicológicos o temas emocionales son capaces de inhibir por completo la satisfacción sexual femenina, cosa que no suele ocurrir con los hombres.