¡No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy! ¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase, pero no la hemos puesto en práctica? Eso, tiene un nombre: se llama «Procrastinación», y es una práctica cada vez más común.
¿Qué es la procrastinación?
Según los expertos, la procrastinación «es cuando optamos por hacer aquello que resulta más gratificante o menos aversivo y retrasa otras tareas más fastidiosas», lo que incluso es calificados por muchos como simple pereza.
De acuerdo a un reciente reportaje publicado por el diario El País, no se puede entender por qué una persona procrastina sin conocer el contexto en el que se produce esa conducta y la historia de la persona en relación a las tareas que pretende abordar.
De acuerdo a un experto en el sitio web Habitualmente.com, hay 3 grandes razones de por qué posponemos las cosas:
- Queremos tener una recompensa instantánea.
- Sobre-estimamos nuestra productividad futura.
- Tememos miedo.
Asimismo explican que hay 3 grandes etapas en la procrastinación,
- Primera etapa: Percibes ansiedad o incomodidad frente a esa actividad-que-hay-que-hacer.
- Segunda etapa: Como reacción lógica, tu cerebro busca aliviar esa sensación con alguna otra tarea. Por eso, te vuelves sumamente productivo en otras actividades (que no son prioridad en ese momento).
- Tercera etapa: Tu cerebro almacena esa actividad-que-hay-que-hacer, como dolorosa y busca más distracciones o aluna razón lógica que explique porque pospusiste. Aparecen en ese momento todas las excusas reconfortantes: “mañana será otro día”, “era muy importante contestar ese correo”, “la reunión era inevitable”, etc., etc.