Según la psicología las tías ocupan un lugar fundamental en la vida de cualquier niño y si bien se les cataloga de «segunda madre» esto se debe a que tienen una relación cercana con los menores, pero un lazo distinto al de los padres, ya que está más inclinado hacia la amistad.
Esto es porque no son las encargadas de la disciplina y tienden a ser más permisivas con los pequeños, lo que fomenta aún más este vínculo de confianza.
Según la ciencia, las tías son fundamentales en una estructura familiar inconsciente, la cual crece con los lazos preexistentes que trabaja nuestro inconsciente, como por ejemplo los secretos familiares y cosas que se dan por entendido dentro de una familia.
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Usualmente cuando llega un nuevo miembro a la familia, la vida de todos los integrantes cambia y es la tía la que asume el cuidar al recién nacido como si fuera propio, ayudando a la mamá en el proceso de adaptación, por lo que se configura como una segunda figura materna para el niño.
Además, mientras el pequeño crece, la tía pasa de un rol de cuidadora a uno de confidente.