Hoy tenemos una pregunta para todos los padres y madres: ¿Te has visto alguna vez a ti mism@ gritándoles a tus hijos, porque hicieron algo que no debían? ¿Cómo has reaccionado en ese momento?
Desde que somos pequeños, nuestros padres nos han inculcado el concepto de respeto, lo que también contempla no levantar la voz y evitar gritarle a las personas, independiente la situación que esté ocurriendo.
Pero, ¿qué ocurre cuando los padres les gritan a los hijos cada vez que hacen algo indebido? Según la psicóloga española Mireya Navarro Vera, gritar es la forma más fácil de reaccionar, pero no quiere decir que sea la correcta. De acuerdo a la especialista: «Se necesita mucho autocontrol y paciencia. Los aprendizajes requieren tiempo y nuestro papel como padres es enseñarles la mayoría de las cosas que les servirán en su vida adulta. Pero a veces nos lo ponen difícil. Educar sin gritar es simplemente decir lo mismo, pero en otro tono».
Además, la psicóloga enfatiza en que hay 3 razones principales para educar sin gritar:
- Hay que enseñarle a los niños el respeto, y para lograr aquello debes tratarlos de la misma manera. De esta manera, ayudas a que no utilicen el grito como forma para solucionar los conflictos.
- Si le gritas, no te escucha y terminan acostumbrándose al grito, por lo que como método de disciplina deja de funcionar.
- Con cada grito pierdes autoridad positiva. Aunque es más difícil que los niños obedezcan por respeto que por miedo, a la larga es una medida más efectiva. Si los crías en base al temor, más adelante se transformará en rebeldía.
Recuerda conversar con tus hijos y explicarle que hay límites y decisiones que deben acatar. La psicóloga explica: «No hace falta que se lo grites, él debe aprender que cuando dices algo se cumple. Demuéstralo en cada límite que pongas, cada día, con paciencia y perseverancia. En la educación no hay atajos, todo requiere tiempo y esfuerzo».
¡Cuéntanos qué métodos de crianza utilizas en estas situaciones!