El 4 de agosto, la esposa del príncipe Harry cumplió 37 años. Lamentablemente, no lo pudo celebrar, pues participó del matrimonio de un amigo cercano del menor de Diana. Además, el protocolo impide que realice una celebración pública de este día.
Y para peor, Meghan tampoco pudo recibir los clásicos regalos de cumpleaños, también por el famoso protocolo real. Esto, por que según la realeza, no se pueden aceptar regalos que sean realizados por personas que los miembros de la realeza no conozcan personalmente.
“Los obsequios ofrecidos por personas privadas que viven en el Reino Unido y que no son personalmente conocidos por la familia real deben rechazarse cuando existan dudas sobre la procedencia o las motivaciones del donante”, consignó el portal E online.
A lo anterior se suma que “no se puede aceptar ningún regalo que suponga una obligación para el miembro de la familia real con el donante”.
A parte de esta rigurosa medida, la realeza tampoco permite regalos realizados por empresas y marcas, que no sea costoso en dinero devolver, de dudosa motivación o remitente, dinero, el que de no poder ser devuelto debe ser donado a una organización benéfica y libros sobre temas polémicos.