Estar en Internet hoy en día significa estar expuesto al «troleo» por parte del resto, o a los «haters», dedicados a difamar, criticar o menospreciar sólo con un afán negativo. Esto se podría traducir en que las redes sociales se han convertido en un espacio de violencia.
Pero esto no es algo que ocurra sólo a «nivel adulto». Hace algunas semanas, de hecho, el Gobierno decretó que el 14 de marzo es el día «contra el ciberacoso escolar» y se implementó una campaña reflexiva en todos los colegios del país.
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Conceptos como el ciberacoso y ciberbullyng han estado en la pauta de varios programas de televisión y otros medios. Recordemos que hace poco nos enteramos del polémico caso Nido, el controversial foro de internet en el que se hostigaba a mujeres.
Sensación de impunidad
Una de las principales causas de que ocurra esto, es el anonimato que permiten las redes sociales. El psicólogo laboral Isaías Sharon, así lo explicó a La Tercera.
“Primero, es la sensación de impunidad que obtengo por utilizar un avatar o un nombre con el que pienso que puedo decir cualquier cosa. Por otra parte, lo que es importante cuestionarse es de qué manera estamos liberando los niveles de violencia y frustración en los que vivimos. Internet se ha vuelto un espacio donde es posible canalizar esa odiosidad a través del ataque al otro. Da para preguntarnos en qué tipo de sociedad estamos viviendo”.
Por otro lado, Marcelo Pinto, también psicólogo laboral, enfatizó un poco más las razones que tienen los chilenos para descargar su frustración. “En la edad adulta existe la necesidad de identificarse con algo que nos permita establecer vínculos de forma más fácil en nuestras relaciones sociales. Internet, en ese sentido, es un buen espacio para identificarse desde lo proyectivo, desde lo que quiero ser, pero que no necesariamente soy. Esto es un trastorno de personalidad, en donde la persona se suma a distintas masas para poder validar su propio ser”.
¿Doble vida?
“Hoy en día las redes sociales son el nuevo espacio de vínculo, es la plaza donde nos encontramos. Sin embargo, lo que no consideramos es que en Internet todo es apariencia, lo que podemos llamar ‘la mentira digital’“, indicó Sharon.
En Internet, las personas suelen hacer comparaciones con la apariencia de vida que muestran sus conocidos en redes sociales, lo que aumenta el sentimiento de frustración personal y el nivel de violencia interna. “¿Y dónde boto esa frustración? En internet, donde es fácil y gratuito”, agregó el psicólogo.
“Este espacio está prácticamente perdiéndose. Entonces, pedirles a las personas que hagan la diferencia entre su vida cibernética y su vida real, lo que hace es extraerlos de la normalidad, porque quien no está presente, y quien hace la separación, es aquel que quiere marginarse del círculo virtuoso de estar siempre presente”, añadió Pinto.
“En la medida en que yo no logro desarrollarme sanamente en el discernir lo real de lo ilusorio, no sólo en internet, si no que en la vida, esa disociación de la realidad fomenta relaciones a través del odio, porque me empiezo a vincular con los demás desde una realidad que no existe”, complementó Sharon.