Se sabe que lo ideal para tener un descanso real y estar con toda la energía al día siguiente es dormir 8 horas diarias. Esto esta dicho por la ciencia, como MedlinePlus de la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, que indica que un adulto debería dormir entre 7 y 8 horas al día.
En el caso de adolescentes, lo ideal es 9 a 10 horas y al menos 10 horas en niños en edad escolar, 11 a 12 horas en niños preescolares, y 16 a 18 horas en recién nacidos.
Todas estas horas tienen relación con lo siguiente:
Fortalecer la memoria
Durante el sueño ocurre un proceso llamado consolidación, que es cuando el cerebro procesa los recuerdos que adquirimos durante el día para rememorarlos a largo plazo.
Ayuda a regular nuestro peso
Un estudio realizado por académicos de la U. Estatal de Michigan (Estados Unidos) y la U. de China, que fue publicado en 2017, concluyó que el dormir al menos 8 horas al día contribuye a que disminuyan nuestras ganas de comer alimentos poco saludables o, como son popularmente conocidos, “chatarra”.
Mantiene el corazón sano y regula la presión arterial
Un estudio de 2010 determinó que quienes dormían 6 horas o menos durante la noche, podían tener mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón u otras enfermedades relacionadas a este órgano.
Puede mejorar el rendimiento deportivo
Varias investigaciones científicas han señalado que dormir más horas podría ayudar a mejorar el rendimiento en quienes practicar deporte regularmente.
Uno de ellos es un estudio realizado en 2011 en la Universidad de Stanford (Estados Unidos), el cual comprobó que los jugadores del equipo de basketball de elite de la casa de estudios mejoraron su rendimiento cuando durmieron 10 horas al día, comparado a cuando dormían entre 6 y 9 horas.
Durante el mismo período, a los jugadores se les prohibió beber café y bebidas alcohólicas, las cuales podrían afectar el sueño.
Puede reforzar tus defensas
De acuerdo a MedlinePlus, dormir lo suficiente también puede ayudar a que se refuerce nuestro sistema inmunitario, que es el que nos protege de los virus y bacterias, porque durante el sueño se potencia la creación de citoquinas, una hormona que es vital para dicha función.