Puede que al comer una hamburguesa te pongas feliz, pues la deseaste mucho, pero, ¿es una felicidad permanente? Lo más probable, es que después de comer esa hamburguesa, te pusiste irritable o poco amigable.
Esto sería normal según la escritora Rachel Kelly, autora de The Happiness Diet, quien reveló que la comida rápida puede tener un impacto negativo en tus emociones.
Kelly aseguró que la porción de papas fritas que sueles pedir con tu hamburguesa tiene una gran carga de grasas trans. Estas grasas alteran el equilibrio de los ácidos grasos omega-3 en el cuerpo, los que si se mantienen en niveles bajos en tu organismo, causan una estado de ánimo terrible.
El mal humor, la depresión y la agresión son consecuencia de la falta de ácidos grasos omega-3 como asegura Rachel.