Bautizado como el oso más triste del mundo, Arturo, el último oso polar del zoológico de Mendoza falleció a los 31 años.
Según las autoridades del zoológico el animal «falleció por un desbalance hemodinámico, que desencadenó una descompensación multisistémica». Además revelaron que Arturo presentaba un cuadro clínico terminal y que estaba en un proceso de descompensación y deterioro marcado «irreversible».
Recordemos que hace un par de meses, un grupo de animalistas inició una campaña internacional, para trasladar a Arturo hasta el Assiniboine Park Zoo de Canadá, para que permaneciera en un hábitat más cómodo para su especie, aunque no tuvo éxito.