Esta semana se dio a conocer la muerte de un joven en Carolina del Sur, en Estados Unidos, por una sobredosis de cafeína. Entre lo que había consumido estaba un taza de café con leche, un refresco con cafeína y una bebida energética.
El fiscal del caso, Gary Watts, dijo este martes que tal tipo de ocurrencias son “muy infrecuentes” y que el problema probablemente haya sido la velocidad con la que el adolescente ingirió las bebidas. “Más o menos 15 minutos después de tomar la bebida energizante, colapsó”, dijo Watts al diario local «The Post and Courier».
La Administración federal de medicamentos y alimentos (FDA) recomienda que los adultos no consuman más de 400 mg de cafeína al día, que equivalen a 4 a 5 tazas de café, lo que equivale a una lata pequeña de esta bebida.
Si bien las bebidas energéticas son un segmento pequeño en la industria de las bebidas no alcohólicas, son muy populares entre los jóvenes. Pero expertos en temas sanitarios han expresado preocupación por su alto contenido de cafeína, dado que puede causar arritmia y aumentar la presión arterial en los jóvenes.
En este punto la nutricionista de la Universidad del Pacífico, Stefanie Charlmers concuerda con los problemas que acarrea el alto consumo de este tipo de bebidas, ya que la cafeína es la que hace más daño de todos los componentes que poseen.
“La cafeína es un alcaloide y su consumo no es recomendado antes de terminar el desarrollo del organismo, por lo que estudiantes adolescentes podrían obtener perjuicios a largo plazo por su consumo”, advierte la profesional.
Revisa: Las consecuencias negativas de tomar té verde en exceso
Entre los motivos que llevan a consumir en exceso estas bebidas energéticas, la docente manifestó que el cansancio acumulado por la cantidad de trabajo, falta de horas de sueño o déficit nutritivos hacen que las personas sustituyan sus carencias con las gaseosas. «La solución se encuentra en corregir estas causas de base y no en ofrecer al organismo una sobredosis de elementos compensatorios como la cafeína, que inevitablemente imponen un riesgo adicional a la salud», finalizó Charlmers.