Una de las causas bioquímicas que llevan a las parejas que se aman a pelear, es que tengan bajos los niveles de azúcar en la sangre, debido a la falta de alimento.
Es lo que hoy se denomina “Hangry”, una combinación entre las palabras “hungry” (hambre) y “angry” (enojo).
De acuerdo a una investigación conjunta de científicos estadounidenses y la Universidad de Amsterdam, para que una persona tenga autocontrol requiere de energía en forma de glucosa en sangre y, por lo tanto, cuando la energía se le agote, será más propensa a perder el control.
El estudio tardó tres años en completarse y comenzó pidiendo a las parejas que valoraran frases como “me siento satisfecho con nuestra relación”. Luego, se les dio un muñeco de vudú que representaba a su pareja y 51 alfileres. Al final del día, durante 21 días consecutivos, debían insertar entre cero y 51 alfileres, dependiendo de lo enfadados que estuvieran con su cónyuge.
Esto lo hacían sin la presencia de la pareja y cada participante usó un medidor de glucosa para comprobar los niveles antes del desayuno y cada noche antes de acostarse, durante 21 días.
Tras los análisis, los resultados revelaron que cuanto más bajo era el índice de glucosa, más alfileres clavaban en el muñeco que representaba a su pareja.
Asimismo, los científicos encontraron que quienes tomaron bebidas con azúcar se comportaron con menor agresividad que aquellos que las tomaron con sustitutos de la misma.
Con estos resultados en mano, lo que ahora recomienden los expertos a las parejas son dos posibles escenarios: Que discutan los temas delicados durante alguna comida o después de ella; y el más simple pero efectivo, que antes de tener una conversación difícil se aseguren de no tener hambre.