El amor entre un padre o una madre con su hijo puede llegar a niveles que ni siquiera podríamos imaginar. Es un lazo que se forma muchísimo antes del nacimiento del bebé y que se mantiene para toda la vida. Esta es la historia de Richard Davies, de 29 años, con su pequeño hijo Bobby.
Según informa Mirror, el padre decidió tatuarse una cicatriz en su pecho, tal como la que quedó en el pecho del bebé luego de una operación para poder mejorar su corazón.
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Por supuesto, la enfermedad de Bobby fue una noticia desgarradora para su madre y su padre, ya que la gravedad de su condición solo le daba la opciones de darle un cuidado intenso, permitirle vivir lo que más pueda o tener una cirugía apenas naciera.
Es por eso que, según contó la madre, la cirugía fue un hecho. «El mundo se nos cayó porque ninguno de los dos sabía nada sobre la enfermedad, pero decidimos luchar por nuestro bebé», explicó.
Los trabajos de operación duraron seis horas. Tiempo lleno de miedo, angustia y, sin duda, esperanza, pero que valió la pena, ya que todo salió bien y Bobby comenzó a mejorar. Hoy, con tres meses de vida, el pequeño debió someterse a una segunda intervención, ya que su corazón creció. Tras esto, una cicatriz quedó en su pecho, marca que lo acompañará toda la vida.
Debido a esto su padre quiso acompañarlo y así juramentar nunca dejarlo solo. «La idea del tatuaje era recordarle que jamás estará solo y que estaremos con él por siempre», comentaron desde su familia.