Un reciente estudio publicado en la revista «Nature» reafirma la sospecha de que las moscas desempeñan un papel significativo en la propagación de enfermedades.
Posteriormente, un equipo multinacional de científicos realizó pruebas de ADN para determinar la presencia de patógenos.
Según los análisis genéticos, se identificaron hasta 351 tipos de bacterias en especímenes de la mosca doméstica (común en todo el mundo); mientras que, en ejemplares de la mosca azul (propia de climas más cálidos), fueron halladas 316 variedades de esos microorganismos.
Incluso, varias de esas bacterias eran portadas por ambos tipos de moscas.
De acuerdo con los investigadores, todas estas moscas son carroñeras (que se alimentan de cadáveres sin haber participado en su caza), y pueden trasmitir y trasladar bacterias por medio de sus alas y patas.
Por su parte, los patógenos más comunes que fueron encontrados están relacionados con infecciones en la piel y el tracto urinario, así como con úlceras estomacales, neumonía e, incluso, cáncer en el estómago o tejido linfático.