Hace un tiempo ya que el mundo entero es parte de la «Jacindamanía», o la profunda admiración por Jacinda Ardern, quien en octubre asumió como la primera ministra de Nueva Zelanda, transformándose a sus 37 años, en la mujer más joven en asumir este cargo. Hoy la líder vuelve a hacer historia al ser la segunda dirigente del mundo en dar a luz durante su mandato.
Esta semana el icono feminista junto a su esposo Clarke Gayford dieron la bienvenida a su primer hija, lo que llevará a Ardern a ausentarse durante seis semanas de sus funciones.
“Bienvenida a nuestro pequeño pueblo”, fue parte del mensaje con el que la pareja presentó a la pequeña en las redes sociales.
Esta noticia tiene al pueblo neozelandés celebrando y es que el fenómeno Ardern arrasa en el país. No por nada el apoyo al Partido Laborista, al que pertenece desde los 17, aumentó especialmente entre los jóvenes.
Pero Jacinda, no siempre fue la «mujer prodigio» de la política. Tras diplomarse en Arte y Comunicaciones se puso a viajar y terminó trabajando en un restaurante en Nueva York (dicen que incluso trabajó DJ en fiestas y matrimonios). Años más tarde, terminaría en Londres como consultora de Tony Blair, el entonces primer ministro del Reino Unido, para luego volver a Nueva Zelanda y transformarse, con sólo 28 años, en la diputada más joven del Parlamento.
Sus enfrentamientos
Pero la atención que ha recibido Jacinda, no siempre ha sido positiva. En sus primeros días como líder, Ardern se enfrentó a los medios for enfocarse en su apariencia y por cuestionar su habilidad para desempeñarse en el cargo ante la posibilidad de futuros hijos, lo que fue criticado por la doble moral sexista, que no se aplicaría a los hombres.
«Es totalmente inaceptable en el año 2017 decir que las mujeres tienen que responder a esa pregunta en su lugar de trabajo. La decisión de una mujer sobre cuándo quiere tener hijos no debería predeterminar si se le ofrece o no un empleo” dijo Ardern tajantemente.
La nueva ícono feminista
Jacinda está comprometida en su programa con la igualdad salarial y quiere que las mujeres puedan acceder a los puestos de trabajo que les de la gana y no solo a los roles que se les suele asociar a las mujeres. “Comencemos por eliminar la legislación de igualdad de remuneración que se presenta ante el parlamento porque, en realidad, no ofrecerá el mismo salario”, señaló.
Asimismo ha declarado que «Todavía estamos luchando por la equidad en los sueldos entre hombres y mujeres y en el año 2017 no debería existir tal brecha salarial en Nueva Zelanda”.
Pero eso no es todo, Ardern tiene previsto trabajar contra la pobreza infantil, aumentando las ayudas a la educación. Los niveles de desigualdad y pobreza en Nueva Zelanda son considerables, y lo sufren especialmente las familias indígenas maoríes y pasifikas.
Por otro lado, es una fiel defensora del matrimonio igualitario, está a favor de la legalización de la marihuana y quiere ofrecer tres años de universidad gratuitos para todos los neozelandeses. Pretende también cambiar la ley del aborto para que deje de regirse por la ley de delitos, y que así las mujeres que quieran abortar lo hagan como un derecho.
La «Superestrella» de la política
Gracias a su juventud, su carisma y sus ideas políticas progresistas, a Jacinda se la compara con el primer ministro de Canadá Justin Trudeau y el presidente francés Emmanuel Macron. Y para un mundo liderado por hombres, Jacinda Ardern es una verdadera – y necesaria – «superestrella de la política».