Según los científicos, altas cantidades de alcohol en el cuerpo reducen la cantidad de neuronas en el hipocampo –el centro cerebral de la memoria– debilita a las mitocondrias en éste. Sin embargo, dos recientes estudios en animales revelaron que el ejercicio aeróbico puede aminorar algunos efectos que provoca la ingesta excesiva de alcohol en el cerebro.
En ambos estudios se utilizó a ratas, a quienes se les administró dosis constantes de alcohol y luego fueron divididas en dos grupos: uno que no realizaba actividad física y otro que diariamente, o tres veces por semana, corría en ruedas.
Así, los científicos concluyeron que los cerebros de los roedores que se ejercitaron después de haber recibido alcohol fueron sustancialmente diferentes de los de aquellas ratas sedentarias.
Por ejemplo, los ratones inactivos tenían mitocondrias debilitadas en muchas neuronas, mientras que los otros tenían mitocondrias fuertes. Además, las ratas que recibieron alcohol tenían el 20 por ciento menos de neuronas en el hipocampo, mientras que las otras ratas tenían las mismas neuronas que una rata sin una gota de alcohol en su organismo.
Si bien no está demostrado si estos estudios en animales pueden aplicarse a los humanos, de todas formas correr nunca será una mala alternativa, pues «se sabe que correr incrementa la neurogénesis (nacimiento de nuevas neuronas)», dice J.L. Leasure, profesora adjunta de psicología en la Universidad de Houston que monitoreó el estudio.