Mónica Lewinsky no volvió a salir públicamente, hasta hace poco, tras ser conocida por el escándalo sexual con el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Pero, más allá de que se enamorara de un hombre casado y poderoso, la ex becaria de la Casa Blanca se convirtió en un foco de burla en todo el mundo hasta el punto en que varias personas se disfrazan de ella para Halloween.
En una columna titulada «Qué se siente convertirse en un disfraz de Halloween» que escribió en Vanity Fair, Lewinsky explica cómo ha sido vivir todos estos años tras el escrutinio público y el ataque contra ella a través de las redes sociales.
El relato parte con un análisis a su situación: «Es complicado cuando uno empieza el año como una persona privada y para octubre termina en el pasillo de disfraces (…) Nunca pensé que crecería para ser un disfraz de Halloween». ¿El disfraz? Un traje azul, el mismo que sirvió como prueba para confirmar su relación oculta con Clinton.
También analiza la exposición mediática de diversos personajes y cómo la gente a comenzado a crear disfraces para ser como ellos. Algunos ejemplos son Caitlyn Jenner, Walter Palmer (el dentista que le disparó al león Cecil) o los mineros de San José (cuando ocurrió el accidente en Copiapó).
«Nos escondemos detrás de máscaras todo el tiempo. Pero los riesgos con cada vez más altos. En la era de los medios sociales y el impulso irresistible, casi patológico de conservar nuestras imágenes, los trajes que elegimos deben entregar un mensaje acerca de lo que somos, lo inteligente que somos y lo fabulosas que son nuestras vidas. Pero hay una línea muy fina entre inteligente y cruel«, dice en uno de los párrafos de su columna.
Actualmente, Mónica Lewinsky se dedica al activismo social a través de conferencias y charlas.
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