Se le conoce al mindful eating como a una técnica de conciencia plena en la comida, que tiene como objetivo aumentar la concentración y reflexión en torno a los alimentos de cada plato, así como definir qué necesita el cuerpo y cómo se le puede proporcionar.
Consiste en comer de forma pausada y sin distracciones, en silencio y masticando conscientemente.
¿Cuáles son sus beneficios?
- Al comer prestando atención a los alimentos, en silencio y evitando estímulos externos, el sistema digestivo dispone de más tiempo para trabajar equilibradamente, lo que favorece un mejor proceso de digestión. Esto es debido a que la acción de masticar no cumple una función meramente mecánica de reducción de los alimentos, sino que, cuanto más se mastique, más tiempo tiene la saliva para segregar la enzima ptialina, responsable de descomponer los hidratos de carbono. Su ausencia supone un esfuerzo doble para el cuerpo en la descomposición de los alimentos y una digestión más lenta.
- Un mayor margen de tiempo para comer es sinónimo de ingerir solo lo que el cuerpo necesita. Ello, pues al comer más despacio, la sensación de saciedad llega antes al cerebro y el cuerpo no recibe más calorías de las que necesita para funcionar. Se estima que la señal de saciedad tarda entre 20 y 25 minutos en llegar al cerebro.
- A nivel psicológico, comer más despacio reduce el estrés, generando un mejor humor en general. Crear un espacio de meditación y relajación en torno a la comida activa el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de inducir un estado corporal de descanso tras un esfuerzo. Provoca, entre otros efectos, la reducción de la frecuencia cardíaca y una mayor salivación para favorecer la digestión.
- Mejorar la conciencia en torno a la comida permite distinguir mejor una verdadera sensación de hambre de problemas emocionales o ansiedad. Así será más sencillo atajar trastornos de sobrepeso o una mala alimentación derivados de una gestión deficiente de las necesidades físicas y emocionales.
¿Cómo incorporar esta práctica la rutina diaria?
- Reflexionar antes de comer: El punto de partida de la conciencia plena es la reflexión sobre cuánto tiempo ha pasado desde la última comida y si realmente existe una sensación de hambre. Esto permite frenar impulsos emocionales que, normalmente, no se ven saciados con los alimentos.
- Respetar los horarios de comidas: El organismo funciona en mayor sincronía cuando se respetan las rutinas y lo mismo ocurre con los alimentos. Respetar horarios de comidas y evitar picoteos entre horas será necesario para disfrutar en mayor medida de las pausas para comer y aprovechar todos los beneficios de una correcta alimentación.
- Agradecer los alimentos: Una parte importante de esta práctica, por la cual se aumenta la conciencia de los alimentos a disposición, es el agradecimiento. El mindful eating, al estar derivado del budismo, promueve el agradecimiento a los alimentos y las personas que los han hecho posible, desde que se colectan los productos hasta que llegan a la mesa.
- En silencio y sin estímulos externos: Para que la meditación sea efectiva, se debe escoger un lugar tranquilo y silencioso para comer, sin teléfonos, televisión ni computadores. Además, en el trascurso de la comida se debe centrar toda la atención en los alimentos sin interactuar con otras personas o el ambiente.
- Incorporación periódica a la rutina: El mindful eating no busca ser una actividad puntual, sino más bien promover cambios en los hábitos diarios. Por ello, no hay un número concreto de veces que se deba practicar. Cada persona irá observando los resultados de la atención plena y ampliando poco a poco el rango de veces que lo pone en práctica para terminar adquiriendo una nueva rutina.