Nuestro cuerpo tiene sus propios tiempos. Por eso es crucial aprender a escucharlo para saber cuándo lo estamos dañando y cuándo lo beneficiamos. La actividad física moderada tiene pocas contraindicaciones. Una de ellas es tiene que ver con el momento del día para hacer ejercicio. ¿Mañana, tarde o noche? Esto te va a ayudar a saber
Antes de arrancar el día
Seguro tienes muchas actividades en tu rutina y no siempre podrás elegir cuándo entrenar. Si haces ejercicios tranquilos, como caminata o pilates, te recomendamos que lo hagas durante la mañana. El entrenamiento matutino baja la presión arterial y hace que duermas mejor durante la noche, según los especialistas. Además, vas a hacerlo más relajada porque no tendrás la presión del día encima y los contratiempos diarios no van a hacer que te saltees la actividad.
Ejercitarse al mediodía
Si te gusta hacerlo durante el almuerzo, procura comer luego de la actividad física. Sino, la sangre que debería ir a los músculos, irá a tu aparato digestivo. Cuando almuerzas temprano, intenta reposar una hora y media antes de realizar algún tipo de entrenamiento. No es el momento adecuado del día si es verano o las temperaturas son altas. De hecho, es aconsejable evitarlo para no sufrir una deshidratación.
Después del trabajo
Si prefieres ejercitarte después del trabajo, el mejor momento para entrenar es entre las 17 y 18. A esa hora, tu temperatura corporal habrá alcanzado su punto máximo del día y tendrás menos posibilidades de lesionarte. Además, vas a estar más flexible, ágil y hasta tus pulmones serán más eficientes. Por eso, los ejercicios de fuerza y peso conviene hacerlos por la tarde- noche. Pero, por otro lado, la actividad física nocturna sí trae algunas consecuencias negativas. La adrenalina y una cena abundante sabotean el impulso para dormir del cuerpo. Es preferible moverse más temprano y después, ¡ducha y a la cama!