Entre marzo y septiembre de 2020 el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) alertó sobre varios lotes de píldoras anticonceptivas que eran administradas en consultorios y que venían defectuosas.
Si bien se ordenó su retirada del mercado, a los pocos días se volvió a permitir la distribución de una de las marcas. Se trataba de Anulette CD, con la cual se aludió a que las fallas eran visualmente detectables. No obstante, hoy más de 100 chilenas han denunciado embarazos no deseados por culpa de este medicamento, de acuerdo a datos de la Corporación Miles.
Las afectadas por los anticonceptivos defectuosos
Tal es el caso de Estefany Cavieres, de 28 años, quien conoce muy bien los síntomas del embarazo: dolor de tripa y pechos, náuseas y cansancio. Por lo mismo, cuando empezó a sentirlos, no dudó en que era una de las 111 chilenas embarazadas por anticonceptivos defectuosos.
«Un día me llamaron de mi centro médico para avisarme, había unos lotes en mal estado, pero mis píldoras no correspondían a esas cajas y me quedé tranquila», contó la joven a «EFE».
No obstante, al poco tiempo confirmó sus sospechas: estaba nuevamente embarazada, debiendo dejar de lado sus planes de vida. «El mundo ya está demasiado complicado como para traer más hijos. Y ahora me pregunto: ¿en quién confío? A una le da rabia porque el sistema la deja tirada», expresó.
Otra de las afectadas es Valentina Donoso, de 21 años, quien se estaba cuidando con Anulette CD. Hoy tiene seis meses de embarazo y ha debido pausar sus planes de ir a la universidad.
«Mirarme al espejo es duro, me veo la ‘guata’ y me recuerda esta pesadilla. Hay días que me levanto bien y quiero tenerla, pero la mayoría no», afirmó la joven en entrevista con EFE.
«Yo quería ser madre, pero más adelante en mi vida. Quería tener un trabajo y una casa antes de esto. Quería tener un futuro«, agregó Valentina, quien vive en una comuna del sector sur de Santiago y solo tiene el apoyo económico de sus padres.
«Yo no tengo trabajo ni nada estable que ofrecerle a mi bebé, necesitamos una compensación económica. Para mi familia este gasto es demasiado», añadió Barbara Vásquez, de 20 años, que también se vio afectada por la falla en los anticonceptivos.
¿Quién responde?
A la hora de buscar responsables, la abogada Laura Dragnic, de Miles, apunta a dos nombres: el laboratorio que los fabricó y el Estado por no ayudar a las afectadas. «Esto constituye una falta de servicio. No hubo ningún acompañamiento real, fue algo que el Estado trató de mantener por debajo», aseveró.
Por lo demás, hoy estas mujeres que llevan embarazos no deseados han tenido que vivir otra dificultad: la imposibilidad de poder abortar, pues la negligencia farmacológica no entra dentro de ninguna de las tres causales de aborto en Chile.
Esta situación ya ha levantado las alertas de organismos internacionales, como es el caso Women’s Link Worlwide, que elevó el caso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Para la abogada de la plataforma, Estefanny Molina, estos embarazos representan «una cadena completa de violación a los derechos sexuales de las mujeres chilenas».