Hace unos días te habíamos contado que Martina Araneda Vacarezza, hija mayor de Rafael Araneda y Marcela Vacarezza, se aburrió de los malos tratos que recibía en redes sociales y compartió un potente mensaje para quienes le envían ‘mala onda’ sólo por quienes son sus padre.
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“Me aburrí que me juzguen y descalifiquen por quienes son mis papás, por mi lugar de nacimiento, por mi forma de vivir la vida, por mi físico, por mi pelo, por mi cara, por mi ropa”, fue parte del mensaje que compartió a través de su cuenta de Instagram.
La reacción post video
El video de la estudiante de Derecho generó gran repercusión por lo que se contactaron con ella desde el diario Las Últimas Noticias. Allí señaló por qué decidió subirlo pese a que sabía que eso generaría mayor exposición.
«Toda la crítica está basada en un prejuicio, lo que se ve desde afuera y simplemente que eres cuica, entonces no hay argumento en ese tipo de comentarios. Me molesta tener que pensar qué voy a subir a mis redes sociales por miedo a que me critiquen o me tiren mala onda. O que no puedo opinar desde mi posición de privilegio. Se acabó, no lo pienso más», declaró.
“Decidí hacerlo para desahogarme después de lo de mi mamá (el decálogo que compartió en redes sociales), decir desde ya que no voy a aguantar más nada, ni descalificaciones, ni mala onda gratuita y, a la vez, para que la gente que es criticada en redes sociales deje de normalizarlo, porque no lo es”, afirmó.
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A su vez, Martina señaló que no le avisó a nadie que iba a subir el video y contó cómo reaccionó su madre al ver la publicación. Recordemos que Vacarezza, Araneda y sus hijos Florencia y Vicente, están viviendo en Miami.
“Cuando lo vio mi mamá en mi Instagram me llamó. Su primera preocupación fue porque pensó que me había pasado algo. Ahí le dije que no podía quedarme callada”, expresó.
Y agregó que antes le afectaban las críticas pero «ya no porque sé quién soy, sé lo que valgo, sé mis valores y el cuero de chancho lo tengo, pero cuando tenía 14 o 15 sí me afectó».
Además, explicó que antes la comparaban con su hermana Florencia, «decían que ella y mi mamá son rubias, que en realidad se parecen mucho, y que yo no era tan rubiecita, que no era tan agraciada. Saqué los colores de mi papá». Y añadió: «En esa época no sabía cómo tomármelo y me preguntaba qué le puedo hacer a mi pelo, cómo puedo estar más flaca, qué ropa me pongo, me hizo cuestionarme lo que comía. Una niña de 15 años no tiene por qué estar cuestionándose esas cosas”.
Finalmente, Martina señaló que si bien existen prejuicios, está orgullosa de ser hija de Rafael y Marcela. “El ser hija de alguien conocido te da una posición donde la gente te escucha. Tenemos que aprovechar eso para terminar con los prejuicios y hacer algo. Ayudar desde esta vitrina que te da ser hijo de, ayudar con las injusticias”, concluyó.