Siempre se ha considerado a nuestro país como una zona en constantes sismos, cosa que ha cambiado en los últimos años.
Nuestra geografía nos determina. Así lo hemos entendido durante años cada vez que la tierra se sacude. Y es que los sismos y temblores ya son una característica de nuestro país, el que registra, por ejemplo, el terremoto más grande del que se tenga data: El terremoto de 10 grados Richter en Valdivia.
Sin embargo, y según muestra el Centro Sismológico Nacional, el número de movimientos sísmicos ha disminuido considerablemente desde el terremoto que afectó a nuestro país en 2010. En 2018, se registraron 275 temblores percibidos por los chilenos.
De estos, el de mayor envergadura fue el 21 de enero, Camiña, Región de Tarapacá. El movimiento llegó a 6,3 grados Richter, seguido por el temblor en Punitaqui, de 6,2 grados, y otro en la misma localidad de Camiña, de 6,2.
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Ya no hay réplicas, sino temblores
«Lo que pasa es que anteriormente, habían temblores que han traído muchas réplicas», explica Sergio Barrientos, director de CSN a Lun. «En 2014, por ejemplo tuvimos el terremoto 8,2 de Iquique ese año. El 16 de septiembre de 2015 ocurre un terremoto en Illapel de 8,4. El 2016 uno el 25 de diciembre al sur de Chiloé y fue 7,6. En 2017 no hay ningún temblor importante, salvo el 6,9 que se originó en Valparaíso y que tuvo mucha actividad asociada a 800 réplicas», comenta Barrientos.
Otro dato a considerar, fue la actividad sísmica en la Región de Coquimbo, donde se registraron 89 de los 275 temblores en 2018. Según lo explica el profesor Sergio Barrientos, esto se debería a la activación de la zona con el terremoto de 2015. «Es esperable que el periodo siguiente, los años 2016, 2017, e incluso en 2018, sigan existiendo réplicas en región. Recuerde que mientras más grande el temblor, más dura las réplicas», finaliza.