Aunque sabio es el dicho de que en gustos no hay nada escrito, igualmente la ciencia ha logrado descifrar en simples puntos qué es lo que más atrae físicamente a las mujeres de un hombre. Al menos, es lo que postula el sitio Business Insider, que recopiló cuáles son aquellos rasgos masculinos más cautivantes.
- La simetría: Parece que los estudios renacentistas acerca de la geometría y la proporción para dar con el canon de belleza no se equivocaban. Y es que un rostro y un cuerpo simétricos hacen parecer a los hombres más atractivos de cara a las mujeres ya que, al parecer, es un signo de buena salud y genes de calidad. Esto lo afirma un estudio de la Universidad de Nuevo México.
- Una voz grave: Según concuerdan la mayoría de las mujeres, una voz profunda y grave no sólo resulta más sexy, sino que además es más fácil de recordar y, en todos los sentidos, más atractiva y varonil que un tono agudo. Lo afirman los investigadores de la Universidad de Aberdeen.
- La mandíbula: Los biólogos evolucionistas han afirmado en numerosas ocasiones que las mujeres se sienten más atraídas por las mandíbulas grandes y anchas, signo de una salud reproductiva sólida. Tanto la mandíbula prominente como la voz grave parecen ser, además, atributos asociados a las características que tradicionalmente se han entendido como más varoniles o masculinas.
- Los ojos: Según los estudiosos de la Universidad de California en Irvine, al margen de la importancia de la mirada, la propia fisonomía de los ojos parece jugar también un papel fundamental. El anillo limbal es el círculo oscuro que rodea el iris. Pues bien, cuando éste se presenta más negro y delineado, más atractivo resulta. Está relacionado también con una buena salud y una genética insuperable.
- La altura: A las mujeres les gustan los hombres altos, de espalda proporcionada y, sobre todo, que sean de mayor estatura que ellas. Por otro lado, según un estudio realizado en la Universidad de Liverpool en el año 2000, se concluyó que los hombres que tenían descendencia eran 2.54 centímetros más altos que aquellos que no habían traído niños al mundo.