Un 10 de enero de 1957, falleció la poetisa Gabriela Mistral en Nueva York, a la edad de 67 años. Y justamente este año se cumplen 60 años de su partida por lo que la recordamos con sus más célebres frases de amor.
La artista nacional nació el 7 de abril de 1889 en la localidad norteña de Vicuña y desde ahí, logró el reconocimiento mundial: Premio Nobel de Literatura (1945) y Premio Nacional de Literatura. Y ojo: fue la primera y única mujer latinoamericana en ganar este prestigioso galardón internacional.
Aunque todos la conocemos por su seudónimo artístico, su nombre real es Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. No sólo una destacada poeta nacional, sino que también educadora y diplomática.
Hoy la recordamos con algunas de sus mejores frases de amor, celebrándola como lo merece.
- «Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria».
- «Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino».
- «Soy seca, soy dura y soy cortante. El amor me hará otra contigo, pero no podrá rehacerme del todo».
- «El amor es paciente, es bondadoso. Nunca envidia y tampoco presume, no es orgulloso. No es indecente, no es egoísta ni interesado. No se molesta fácilmente. No suele grabar todos los errores. El amor no toma placer en el mal, pero se alegra con la verdad. El amor siempre protege, siempre confía, siempre ilusiona y nunca jamás se vence. El amor nunca falla».
- «Yo te enseñé a besar, los besos fríos son de impasible corazón de roca. Yo te enseñé a besar con besos míos inventados por mí para tu boca».
- «Vuélveme tu suspiro y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar».
- «Sólo quisiera ser uno de los motivos de tu sonrisa, quizá un pequeño pensamiento de tu mente durante la mañana, o quizá un lindo recuerdo antes de dormir. Sólo quisiera ser una fugaz imagen frente a tus ojos, quizá una voz susurrante en tu oído, o quizá un leve roce de tus labios. Sólo quisiera ser alguien que quieras tener a tu lado, quizá no durante todo el día, pero de una u otra forma, vivir en ti».
- «Me voy de ti con tus mismos alientos: como humedad de tu cuerpo evaporo. Me voy de ti con vigilia y con sueño, y en tu recuerdo más fiel ya me borro. Y en tu memoria me vuelvo como esos que no nacieron ni en llanos ni en sotos».
- «Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor y nada más. El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás».