La ciencia confirmó lo que ya sospechábamos: ser mamá cambia hasta la forma en que piensas.
Elizabeth Mayer, una reconocida científica, estudió el proceso en el cerebro mientras esperaba a su primer hijo.
Así supo que los mareos eran una secuela de ese cambio gradual del cerebro para adaptarse a la maternidad.
Averiguó que, a cambio, después del parto se incrementa la materia gris en determinadas áreas del cerebro relacionadas con la planificación y la integración sensorial, la resistencia al estrés, la atención selectiva y algunos tipos de memoria.
Todas estas áreas están implicadas en el cuidado infantil.
¿Ha cambiado tu vida desde que eres mamá?
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