Kaylee Bonnet tocó fondo y decidió que su vida tenía que cambiar cuando alcanzó los 218 kilos, los que le merecieron no sólo problemas a su salud, sino que también las burlas de ciento de personas, ya fuesen conocidas o no.
«Niños y adultos me decían cosas horribles en público. Además me miraban tan feo, como si yo fuera un animal de circo», confesó la joven a revista «Cosmopolitan».
Esto ocasionó que la chica, actualmente de 24 años, se encerrara por largas temporadas en su casa hasta que se percató de que esa no era lo solución, tomando en cuenta que tareas rutinarias como vestirse o caminar eran casi una pesadilla.
«Día a día la vida era una lucha constante. A partir de la preocupación de si iba a encajar en una silla, el tratar de verme bien y esperar ir del punto A al B sin que la transpiración arruinara mi pelo y maquillaje», detalló Kaylee.
No obstante, no fue hasta que los médicos le diagnosticaron pre diabetes y presión alta por su obesidad que se dio cuenta que debía hacer una radical transformación que le permitiera reducir su peso, ser feliz y no tenerle miedo a la muerte.
Lo primero que hizo Kaylee fue someterse a una cirugía de bypass gástrico. Luego, rebajó drásticamente la cantidad de calorías que consumía al día y también comenzó a hacer ejercicios, saliendo a caminar a diario y uniéndose a crossfit.
Así fue como la joven consiguió bajar 77 kilos, los cuales se notan de sobremanera en su rostro, el que luce bastante diferente al de antes. Esto la ha ayudado a tener más confianza en sí misma, junto con saber que sus esfuerzos han valido la pena.
«Las reacciones de los demás es lo que me sorprende, y me ayuda a ver el cambio. La pérdida de peso realmente ha cambiado mi vida. Estoy viviendo la vida en realidad, lo que no estaba haciendo antes», remató Kaylee sobre su «nueva yo».
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Foto: Instagram @fatgirlfitness_rny