Un indignante caso se dio a conocer por CHVNoticias, donde dos hermanos fueron acusados de secuestrar a su mamá, al sedarla e internarla en un hospital psiquiátrico en Ñuñoa. Tras siete años del incidente, serán imputados por el delito.
Los hijos de Laura, Yanet y Héctor Hurtado, en 2013 llegaron al departamento de la mujer, llamaron a una ambulancia privada y la internaron en contra de su voluntad. Y ella no tenía ninguna enfermedad mental.
Después de 6 meses internada, tres ministros de la Corte de Apelaciones y la Seremi de Salud de esa época, fueron a la residencia y comprobaron que, según un informe del Servicio Médico Legal, Laura no tenía demencia ni psicosis. Por ello, la dejaron en libertad.
La versión de los hijos de Laura
La familia de la mujer denunció a los hijos de esta y la PDI tomó las declaraciones de ellos en 2014.
Según consigna CHVNoticias, Héctor indicó que Laura ‘se iba a matar’ y cuando ella fue el baño, «le dije a mi hermana que llamáramos una ambulancia para que la calmara».
Tras la llamada, habrían ingresado dos enfermeros al departamento. Yanet declaró que: «Conversaron calmadamente con mi madre y no recuerdo qué medicamento le inyectaron, pero me dijeron que era un tranquilizante».
Pero la versión de Yanet fue negada por uno de los enfermeros que estuvo ahí. «En ningún momento inyectamos medicamento alguno a la señora Laura, ya que siempre estuvo dispuesta a trasladarse a evaluación», aclaró. Tras esto, Laura llegó a la clínica La Tregua (que estaba en Ñuñoa pero quebró).
Su versión
Por lo que recuerda Laura, su hijo la «tiró en la cama, me agarró de los hombros y me pegó por esta parte (cuello) (…) gritaba y nadie venía a mi auxilio porque todos sabían que eran mis hijos».
Ella trató de liberarse, mientras Héctor le gritaba a su hermana que llamara a la clínica. Así, los enfermeros llegaron y le inyectaron un sedante sin que le preguntaran nada.
El hermano de ella, Calos Rebolledo, indicó que: «No puede ser que de un día para otro la conviertan en demencia». Recuerda que cuando estuvo en la clínica, no dejaban verla, incluso intentó con presencia policial.
La doctora que trató a Laura, Ljubica Arrriagada, en su informe decía que la mujer tenía psicosis, riesgo suicida moderado y trastorno de personalidad grave. A pesar de que previamente no tenía registros de nada, el informe de esta doctora decía que Laura incurría en «manipulación, mentiras, impulsividad».
Por este diagnóstico, a la mujer le daban valproato, haloperidol y clonazepán.
Quien siguió luchando por ella fue su hermano Carlos, quien interpuso un recurso de amparo, logrando que los hijos la trasladaran a una residencia donde sí pudo verla. Ahí Laura le contó que escondía las pastilla bajo la lengua para esta lúcida.
Tras la visita de los jueces y Seremi de Salud, que comprobó que no tenía nada, fue dada de alta y liberada.
El castigo para sus hijos
El abogado de Laura, Juan Enrique Prieto, señaló que la situación surgió por la sociedad conyugal y los beneficios a los que no podrían acceder los hijos ante la eventual muerte del padre.
«Si él moría la sociedad conyugal tenía derechos a los cuales los hijos no podían participar, y la mitad de los bienes quedarían para la señora Laura», explicó.
Ahí Prieto agregó: «Lo que hicieron fue en vez de resolver las cosas honorablemente, tomaron la decisión de hacerla pasar por loca».
Ante todos estos antecedentes, los hermanos serán formalizados por secuestro. Esto será en marzo de 2021, ya que la audiencia fue postergada el pasado 5 de octubre.